«Yapo! y tú, ¿¡CUÁNDO!?«
Es la línea típica cuando ya se acabó el tema y todos los presentes han hablado y hablado hasta el cansancio de sus parejas. Como los «humanos dobles» ya no pueden más de felicidad, quieren esparcirla por el resto del espacio y el siguiente paso para hacer una buena obra por la humanidad es unir a tod@s los que están sol@s.
«Hace tanto tiempo que estás sol@, ya es hora que estés con alguien. Anda, sale, busca! No tienes que ser tan quisquillos@. Además, eres la únic@ que va quedando del grupo. Oye mi amor, ¿qué amig@ solter@ tenemos para que los presentemos?»
Y no es que lo hagan de mala onda ni por querer fastidiar, pero cuando uno permanece soltera en medio de un grupo emparejado, pasa a ser la amiga «pendiente», esa a la que se le presentan todos los amigos heteros, primero los buenos partidos y ya, cuando la cosa no ha resultado, todo lo que va dejando la ola, la cosa es que encuentres pronto a tu «mitad» para que puedas ser incluida en las actividades grupales sin mayores problemas.
«Vamos a una fiesta? Hay un amigo de un amigo que va a ir y está soltero y es de tu tipo!»
Vas a la bendita fiesta, sin mucho ánimo, pero lo haces porque sabes que tus amigos quieren verte contenta y en pareja – asumiendo que ambas cosas forman parte de la misma equación -. Llegas al lugar y cuando te presentan al amigo del amigo, te encuentras con que el sujeto en cuestión es lejos lo menos parecido a lo que tu amiga te describió.
Si te dijeron que era «como los que te gustan a tí» resulta ser todo lo que tú nunca buscaste en un hombre. Si era un «buen partido» es seguro un tipo con un carrete increíble, buena posición económica, separado y que lo único que quiere es una minita para fin de semana por medio, pero nada serio; si era «un hombre serio y educado» debes esperar por un personaje que no hable una palabra a no ser que tú lo obligues y que no baile, no converse, no interactúe y que odie todo, desde el humo del cigarro hasta las luces del local.
Como el personaje del local no era tu destino, tus amigos, que para estas alturas sienten que es como un deber ayudarte a encontrar a tu soulmate, comienzan a recomendarte expandir tus horizontes. Clases, cursos, talleres, sesiones incluso el gimnasio, cualquier lugar es el adecuado, cualquier sitio puede servir para buscar al que, se supone, es «el hombre de tu vida».
Cuando el método tradicional no resulta, viene la entrada del mundo virtual. Es así como misteriosamente se te llena la casilla con mails de amigos.com, solteros.net y love4ever.org asegurándote que ese es el lugar correcto y que en cosa de segundos encontraras a esa media naranja que tanto has buscado. Como era de esperar, lo único que consigues ahí son miles de contactos bloqueados en msn, porque la mitad de los que agregaste tienen tendencias psychos, otros mintieron descaradamente y el grupo que pudo haberse salvado eran extrajeros o menores de edad.
«Yo creo que el problema lo tienes tú, eres muy negativa. Así nunca vas a encontrar a alguien.»
¿Y no lo serías tú después de 20 mil citas del infierno?…
En este punto, uno como soltera se empieza a cuestionar ¿Y dónde quedaron los hombres normales? No es que uno ande buscando al doble de David Beckham ni mucho menos – de hecho, mis gustos están bastante alejados de Mr. Beckham – pero alguien con quien puedas conversar, compartir y no sentirte en la obligación de estar siempre perfecta, que te miren y realmente te vean, no que te conviertas en su entretención de viernes por la noche…
¿Será tan difícil encontrar un hombre normal?
I don't want to talk 