Siempre está cuando lo necesito, aunque en ocasiones le impiden que llegue hasta mí. Algunos creen que su compañía no me beneficia y pueden que tengan razón, pero lo cierto es que lo necesito.
Cuando está conmigo, puedo pensar y sentirme en contacto con lo que pasa adentro de mi cabeza. Me entrega tanto espacio, que logra hacerme sentir sola pese a que está junto a mí. Estar a su lado aleja mi vida del caos.
Eternamente dispuesto a escucharme pese a que la mayoría de las veces ya sabe cuál será el tema de debate. Aún así, tiene tiempo para mí y sólo para mí. Me hace recuperar las ganas de seguir y me regala momentos en los que puedo soñar sin miedo, sin que nadie me critique o crea que me vuelvo loca.
Y así es como los minutos se transforman en horas en las que no hay más actividad en el mundo más que la mutua compañía y mis interminables monólogos.
Es perfecto, siempre fiel, aparece cuando es necesario, nunca reclama y mi horario nunca lo incomoda, al contrario, se alegra que hayas tenido tiempo para reunirte con él…. he llegado a pensar que el silencio es mi hombre perfecto.