De pie, justo en medio de la nada, con el viento agitándole el pelo y el alma, esperando que la tormenta se aleje. Con los ojos abiertos, el corazón desnudo, el eco de sus pensamientos, de frente a sus temores, escondida en su silencio, conciente de su sufrimiento, atenta a su futuro. Su sonrisa es más fuerte que su pena, pero sólo porque ha aprendido a mirar al cielo.
A veces no cree en nada y a veces cree que todo lo puede. A veces solamente cree. Cree que todo será distinto, cree que la vida si puede sorprenderla, cree que ya no tendrá miedo, cree que sus palabras no serán un discurso absurdo, cree que algún día encontrará lo que todos buscan pero que pocos encuentran, cree que la fortuna caminará junto a ella… cree demasiado e inmediatamente deja de creer.
Sigue esperando a que todo se detenga, pendiente de cada señal que le da la tormenta. Se sorprende, pero se mantiene impávida, el viento no la derribará, el ruido no la ahuyentará, la lluvia no la alejará. Es fuerte, no se amedrenta, lucha hasta volver al lugar al que pertenece.
Llora. Lo oculta. Llora. Nadie puede escucharla y por eso lo hace. Ya va a pasar. La tormenta va a pasar por el lado, el viento no le hará daño aunque lo haga. Puede que termine en el suelo con el alma revuelta y el pelo en los ojos pero no le importa… ya va a pasar. Después de este temporal sabe que el sol va a volver a brillar.
PS: Nuevamente me gradué de bruja jajaja